jueves, 14 de agosto de 2008

A LA LUZ DEL SILENCIO


Se acerca un nuevo encuentro. Tenemos próxima la oportunidad de unir los silencios de los discípulos, para compartir el hallazgo, la escucha, las belleza de lo inefable, la intimidad del sentir, la luz que nos alumbra en lo callado, en la mudez del exterior y descubrir en cada uno de nosotros un poco más del camino que un día cualquiera Moratiel nos indicó.

Es difícil y casi imposible para mí explicar el sentido de un encuentro. Cada uno de nosotros tenemos nuestros arraigos, nuestras costumbres, nuestras formas de vivir y enfocar la vida, andamos un poco como desperdigados y buscamos la esencia de aquello que está mas allá de nosotros, cada uno lo busca a su manera, en base a sus posibilidades, a sus medios e incluso bajo unos criterios adquiridos y aprendidos en la propia andadura.

El silencio es un camino que a veces resulta extraño porque creemos que avanzar en el encuentro con el misterio, con la divinidad, con la espiritualidad, con lo que está mas allá de nuestro entendimiento, necesita pautas, leyes, o una formación, un engranaje y eso no es así en el silencio.

A la luz del silencio no hace falta nada más que acallar nuestro exterior, intentar adormecer el interior y vivir el silencio y en silencio. Todo lo que tengamos que aprender, escuchar u oír se nos dirá en la quietud de nuestro corazón, en la paz de nuestro interior, en la calma del entorno que siempre rodea, abraza y acuna el espacio de los encuentros.
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