sábado, 31 de octubre de 2009

LAS HOJAS NO CAEN, SE SUELTAN


Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja. Ahora, sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja “se cae” sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa del soltarse.

Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento.

Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría: la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación. La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja.

La coreografía de las hojas soltándose y abandonándose a la sinfonía del viento traza un indecible canto de libertad y supone una interpelación constante y contundente para todos y cada uno de los árboles humanos que somos nosotros.

Cada hoja al aire que me está susurrando al oído del alma ¡suéltate!, ¡entrégate!, ¡abandónate! y ¡confía! Cada hoja que se desata queda unida invisible y sutilmente a la brisa de su propia entrega y libertad. Con este gesto la hoja realiza su más impresionante movimiento de creatividad ya que con él está gestando el irrumpir de una próxima primavera.

Reconozco y confieso públicamente, ante este público de hojas moviéndose al compás del aire de la mañana, que soy un árbol al que le cuesta soltar muchas de sus hojas. Tengo miedo ante la incertidumbre del nuevo brote. ¡Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles, con estos hábitos perennes, con estas conductas fijadas, con estos pensamientos arraigados, con este entorno ya conocido…

Quiero, en este tiempo, sumarme a esa sabiduría, generosidad y belleza de las hojas que “se dejan caer". Quiero lanzarme a este abismo otoñal que me sumerge en un auténtico espacio de fe, confianza, esplendidez y donación.

Sé que cuando soy yo quien se suelta, desde su propia consciencia y libertad, el desprenderse de la rama es mucho menos doloroso y más hermoso. Sólo las hojas que se resisten, que niegan lo obvio, tendrán que ser arrancadas por un viento mucho más agresivo e impetuoso y caerán al suelo por el peso de su propio dolor.

JOSÉ MARÍA TORO
(extraído del libro LA SABIDURIA DE VIVIR. 2ª ed. Desclée de Brouwer)

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viernes, 23 de octubre de 2009

DERRAMADO



derramando

sólo así puede vivir el amor,
esparciéndose a su alrededor,
cubriendo su entorno
aromando el aire que le envuelve
… y así… divulgándose
en una cadena interminable,
su esencia invade lentamente
el espacio inobservable

no tiene forma,
no tiene medida
tampoco presencia
simplemente se derrama…
se derrama desde ese centro
invisible
impalpable
donde habita
donde se alberga

se derrama el amor
como río recorriendo la vida


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viernes, 16 de octubre de 2009

LA HORA DEL ALBA


A la hora del alba
nace la madrugada
no hay nacimiento sin dolor
no hay abertura sin estallido

el horizonte se expande
el cielo se rompe
clarea ya la alborada
anunciándonos su llegada…

atrás quedó la noche,
la oscuridad,
el miedo y los temores

llega la mañana
envuelta en silencio…
no hay festejo,
ni bullicio,
tampoco gritos, ni voces
es una celebración silenciosa,
es un ceremonia callada
es una fiesta de color…
es una aclamación de vida

es la hora del alba,
es la hora del amanecer

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