lunes, 14 de febrero de 2011

DILUYÉNDOSE



A veces las palabras se sueltan del pensamiento sin haberlas pensado, sin ni siquiera haberlas estructurado, simplemente se sienten y las dejamos volar con la naturalidad del instante… creo que así debió ser la vez que Moratiel dijo: la vida es pasar… y es que la andadura de lo vivido trae consigo la fluidez, la naturalidad y la fragancia de la experiencia, sin que para ello los pasos se detengan…

Las voces a lo largo de la historia han expresado la fugacidad de la vida, ya Machado escribió: caminante no hay camino se hace camino al andar…
y es que atorar el camino es como estancarlo, es como aprisionarlo, como enjaularlo, lo mismo ocurre con el silencio, el camino del silencio que nos ofreció Moratiel, debe seguir su camino, diluirse en otras andaduras, en otros ‘caminos’ para que tenga sentido, el sentido que él siempre quiso. Diluir la esencia del silencio, es esparcir su fruto en el mundo, es compartir recorridos, es estar presente en la misma vida… decía Jorge Manrique: nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar… y así ha de ser el silencio, como agua que corre, agua que atraviesa el tiempo y nos conduce y nos ventea y nos humedece el alma… el agua detenida, es agua estancada y el agua estancada empobrece, fermenta y se pudre… el regalo de Moratiel es haberlo compartido con nosotros, es haberlo infiltrado en nuestro camino y dejarlo crecer, libre y sin ataduras formando así parte de otras andaduras: las nuestras…

El silencio, decía Moratiel, es patrimonio de la humanidad… dejemos pues que sus espacios se mantengan abiertos, humildes y aireados al corretear los adentros de todos aquellos que les abran sus puertas.


En el 5º aniversario de la entrada en el Silencio del P. José Fernández MORATIEL



REGISTRO: TEXTO Y  FOTOGRAFÍA
Fotografía: a. valldaura
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