jueves, 31 de diciembre de 2009

DOCE MANERAS DE TOMAR LAS UVAS DEL AÑO NUEVO




1. Saborea cada uva y en ella la tierra que la alimentó y la luz del sol que la embelleció. Y entretanto pregúntate internamente: ¿dónde termina lo viejo y dónde empieza lo nuevo en mi vida?

2. Respira, guarda silencio y sueña por el espacio y tiempo que hay entre una uva y la siguiente.

3. Mastica dejando que tu boca dibuje una sonrisa.

4. Come despacio, abre los brazos y nútrete con el licor de la belleza y de la justicia.

5. Intercambia una de tus uvas con la de alguien muy querido.

6. La uva número seis cómela de manera majestuosa, sentado o de pie, pero siempre erguido sobre tu propio centro y eje. Cómela con una conciencia reafirmada de tu singularidad y dignidad.

7. Deja que el líquido de esta uva gotee por tu cara, se derrame de tu boca y pueda iluminar tu rostro con el licor de la alegría.

8. Degusta y baila al mismo tiempo: que tu comer esta uva sea una auténtica danza sagrada.

9. Lanza esta uva al aire y procura que caiga en tu boca y no en el suelo.....lánzate a la aventura de lo inesperado, de lo que tal vez no se consiga, pero que puede sacarnos de la rutina y hacernos despertar de la inconsciencia.

10. Ayuna de esta uva, devuélvela a la tierra, siéntete solidario con los que no tienen ni siquiera una pequeña uva que llevarse a la boca y paladea una vida sin excesos, pero plena.

11. Come abierto a sentirte en comunión con todas las personas que han realizado este rito antes que tú, con todas las esperanzas que condensaron en una uva. Deja que este pequeño fruto de la vid recorra las venas de tu solidaridad y una tus latidos a los de todos los corazones humanos.

12. Abandónate a la sabiduría de tu cuerpo, de tu corazón...... y déjate instruir por ellos acerca de cómo comerte la última uva. Come y escucha, escucha.... porque esta uva puede susurrarte un mensaje decisivo para el nuevo año que comienza.


Doce campanadas....... doce uvas...... doce latidos de un Co-razón Enamorado de la Vida y del Mundo.


Feliz Año para Nacer de Nuevo...


JOSÉ MARÍA TORO
(Tomado del libro LA SABIDURÍA DE VIVIR (2ª edición). Editorial Desclée.págs 149-150)

martes, 15 de diciembre de 2009

LA SONRISA DEL SILENCIO



“La sonrisa es la línea curva que todo lo endereza”

Todo nuestro cuerpo está sometido y se ve afectado por la tremenda fuerza de gravitación de la tierra. Una tierra que, como símbolo de la realidad y expresión de nuestra vida cotidiana, nos demanda, nos cansa, nos pesa, nos abruma y, a veces, incluso nos deprime y aplasta.

La primavera es la estación por excelencia de la alegría. El modo como expresamos el gozo supremo es saltando de júbilo. Pero no podemos saltar sin antes soltar todo el peso de nuestros cansancios, toda la carga de nuestras tensiones y ansiedades.

A veces perdemos de vista la conciencia de que perder la sonrisa no es otra cosa que haber perdido la suspensión de nuestra columna, de nuestro cuerpo, de nuestra vida. La negación y disolución de la sonrisa no es sino la afirmación de un desplome, de un “venirnos abajo”.

La sonrisa no es sino expresión de un estado de suspensión. Es un estado interno que se configura a partir de un determinado estado energético y muscular.

Levantar las comisuras de nuestros labios es la primera piedra sobre la que podemos erigir un cuerpo y una vida que sean manifestación y expresión de suspensión, centramiento, equilibrio y calma.

Descansar en el silencio en primavera es nuestra gran oportunidad para soltar y liberarnos de todo lo que pueda impedirnos rebrotar y nacer de nuevo.

Descansar en el silencio es, por tanto, una invitación a la alegría.

Y la alegría siempre hace florecer en nuestra cara los pétalos de la sonrisa.

Es en los ojos, órganos de los sentidos por excelencia de esta estación de la primavera, donde descubrimos la “verdad” de una sonrisa. La sonrisa interior provoca una onda de energía que fluye hacia arriba, iluminando la cara y encendiendo los ojos. En la persona que sonríe los ojos se encienden y brillan como expresión de que alguien está dentro y habita en el interior.

La meditación silenciosa es el gesto más “serio” y decisivo de personas que destilan alegría y que sonríen a la vida y al mundo. Son los “ruidos” los que desdibujan la sonrisa de nuestro rostro.

Es el silencio el escultor eminente de la sonrisa del alma que se refleja en nuestro semblante. Una sonrisa que no hace sino expresar que estamos en nuestra casa, en nuestro hogar, en nuestro corazón.

JOSÉ MARÍA TORO
(extraído del libro LA SABIDURÍA DE VIVIR, 2ª ed. Desclée 2008)

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martes, 24 de noviembre de 2009

SABER RECIBIR




Ya se dijo: “es más importante dar que recibir”.

Pero no pocas veces es más importante “saber recibir” que dar.

Nuestro modo de dar va a depender de nuestras maneras de recibir.

Saber recibir implica reconocer las propias limitaciones, oquedades, necesidades y carencias así como la suficiente humildad como para dejarse ayudar, regalar, satisfacer o llenar por otros.

El orgulloso o prepotente no sabe recibir porque no sabe qué necesita o de qué carece.

Dar nos colma porque uno siempre se atiborra, rebosa de aquello que ofrece o entrega.

Es una felicidad poder dar y es sabiduría saber dar en el momento justo, de la manera precisa y adecuada a quien realmente lo necesita y puede hacer un uso responsable y constructivo de aquello que se le entrega.

Solemos asociar la generosidad al hecho de dar, pero aún mayor es la que encierra el gesto de recibir: cuando permito que otro me dé, estoy permitiendo que goce con su ofrenda, que se realice en su ofrecimiento, que se llene de lo que me entrega.

Saber recibir es saber abrirse, tornarse disponible y receptivo.
Saber recibir es un movimiento especialmente hermoso en la coreografía de la humildad porque sólo los humildes saben recibir, agradeciendo.
Sabe recibir quien sabe agradecer.

Es desde este agradecimiento, que surge de sentirse regalado por la vida, que brota espontáneamente y de manera natural el deseo sincero de corresponder a tanta generosidad dando algo a cambio.

El dar que sigue al recibir no es ninguna obligación y no responde a un mero “ajuste de cuentas” sino que se convierte en un anhelo del corazón, es un impulso amoroso, en un gesto de justicia poética y en un movimiento de armonía cósmica.

JOSE MARÍA TORO
(extraído del libro LA SABIDURÍA DE VIVIR, 2ª ed. Desclée.2008)

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sábado, 31 de octubre de 2009

LAS HOJAS NO CAEN, SE SUELTAN


Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja. Ahora, sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja “se cae” sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa del soltarse.

Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento.

Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría: la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación. La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja.

La coreografía de las hojas soltándose y abandonándose a la sinfonía del viento traza un indecible canto de libertad y supone una interpelación constante y contundente para todos y cada uno de los árboles humanos que somos nosotros.

Cada hoja al aire que me está susurrando al oído del alma ¡suéltate!, ¡entrégate!, ¡abandónate! y ¡confía! Cada hoja que se desata queda unida invisible y sutilmente a la brisa de su propia entrega y libertad. Con este gesto la hoja realiza su más impresionante movimiento de creatividad ya que con él está gestando el irrumpir de una próxima primavera.

Reconozco y confieso públicamente, ante este público de hojas moviéndose al compás del aire de la mañana, que soy un árbol al que le cuesta soltar muchas de sus hojas. Tengo miedo ante la incertidumbre del nuevo brote. ¡Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles, con estos hábitos perennes, con estas conductas fijadas, con estos pensamientos arraigados, con este entorno ya conocido…

Quiero, en este tiempo, sumarme a esa sabiduría, generosidad y belleza de las hojas que “se dejan caer". Quiero lanzarme a este abismo otoñal que me sumerge en un auténtico espacio de fe, confianza, esplendidez y donación.

Sé que cuando soy yo quien se suelta, desde su propia consciencia y libertad, el desprenderse de la rama es mucho menos doloroso y más hermoso. Sólo las hojas que se resisten, que niegan lo obvio, tendrán que ser arrancadas por un viento mucho más agresivo e impetuoso y caerán al suelo por el peso de su propio dolor.

JOSÉ MARÍA TORO
(extraído del libro LA SABIDURIA DE VIVIR. 2ª ed. Desclée de Brouwer)

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viernes, 23 de octubre de 2009

DERRAMADO



derramando

sólo así puede vivir el amor,
esparciéndose a su alrededor,
cubriendo su entorno
aromando el aire que le envuelve
… y así… divulgándose
en una cadena interminable,
su esencia invade lentamente
el espacio inobservable

no tiene forma,
no tiene medida
tampoco presencia
simplemente se derrama…
se derrama desde ese centro
invisible
impalpable
donde habita
donde se alberga

se derrama el amor
como río recorriendo la vida


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viernes, 16 de octubre de 2009

LA HORA DEL ALBA


A la hora del alba
nace la madrugada
no hay nacimiento sin dolor
no hay abertura sin estallido

el horizonte se expande
el cielo se rompe
clarea ya la alborada
anunciándonos su llegada…

atrás quedó la noche,
la oscuridad,
el miedo y los temores

llega la mañana
envuelta en silencio…
no hay festejo,
ni bullicio,
tampoco gritos, ni voces
es una celebración silenciosa,
es un ceremonia callada
es una fiesta de color…
es una aclamación de vida

es la hora del alba,
es la hora del amanecer

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martes, 29 de septiembre de 2009

ASOMARSE


me asomo a los días
como la luz se asoma
al amanecer

un nuevo día se eleva
una mañana despierta
y mi mirada observa callada
ese entorno conocido
esa naturaleza que me acoge
y que me es tan familiar

no hay palabras,
no hay sonidos,
hay vida virgen
asomada a las horas
que me aguardan,
parece que todo es lo mismo
¡se asemeja tanto al ayer!
pero en la callada luz del amanecer
una voz silenciosa
me regala un alba nueva
la fuerza de un aliento
el color resplandeciente
y un aroma distinto,
el de este día que nace
y que me ofrece un caminar…

me asomo a esta vida
para que lo divino
me acompañe… una vez más

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martes, 1 de septiembre de 2009

A PROPÓSITO DEL NO HABLAR EN LOS ENCUENTROS DE LA ESCUELA DEL SILENCIO.


Las cosas, con el tiempo, se van volviendo laxas, pierden su tono, su frescura y su fuerza. El tiempo va como atemperando, suavizando, relajando e incluso diluyéndolo todo. Algo que también puede afectar a un aspecto esencial y fundamental en los encuentros de la Escuela del Silencio: el silencio personal.

Moratiel nos recordaba una y otra vez: “El lugar del Silencio es el corazón de cada uno”, “El silencio de cada uno es el descanso de todos”.
Recordar es mucho más que un simple no olvidar; es “volver a pasar por el corazón”.
Escribo estas líneas para recordar, para volver a pasar por nuestro corazón, en cada encuentro de la Escuela del Silencio, algo central para el silencio personal y del grupo, una cuestión decisiva para este silencio de nuestro corazón: el “NO HABLAR”.

En los Encuentros este “no hablar” no es mudez sino que nos disponemos a cerrar la boca para que nuestro adentro se abra, reviente y estalle.
No hablar es el modo con el que sellamos nuestros labios, lacramos nuestra boca, a sabiendas de que dentro portamos algo majestuoso, real y de vital importancia: el Silencio.

No hablar no es una imposición arbitraria y externa sino un acuerdo previo de todas las personas que voluntaria y libremente deciden encontrarse en silencio para encontrarse a sí mismas en el Silencio.
Dejamos de hablar no por una obligación externa sino como “ob-ligación” consciente y como expresión del deseo de nuestro ser de descansar de tanta palabra.

Es muy importante comprender este matiz para adherirse fervorosa y gozosamente a lo que, de otro modo y en otro contexto, sería represión y violencia: nadie me obliga a no hablar, es mi corazón el que necesita del silencio y por eso me ligo, me uno y me vinculo, desde mi entera libertad, a esta elemental pauta de funcionamiento del grupo.

Un contexto grupal en el que nadie habla favorece, nos conduce más adecuadamente, con menos esfuerzo personal a ese silencio interior que es lo que vamos buscando.

No hablar, no dirigirnos a otros con palabras, ni siquiera de saludo o agradecimiento, no es descortesía, desfachatez o indiferencia.
Este no hablar con palabras es un gesto de profundo amor y respeto a la dinámica silenciosa de los demás: “no te dirijo ninguna palabra porque sé que vienes a reencontrarte con tu corazón y no quiero distraerte o despistarte de ese horizonte, de ese sendero. Has de saber que cada vez que pasas a mi lado, aunque no te mire ni te hable, no me eres invisible ni indiferente. Siento, junto a mí, en ese mismo instante, un corazón sediento del mismo silencio y cuyos latidos vibran al unísono con el mío. Envuelto en tu silencio te siento más presente que nunca, más regalo que nunca”.

Este no hablar con palabras nos permite en estos días reconocer y valorar lo preciado de las palabras, desgastadas y vencidas por un uso incontrolado y abusivo.
Desde este no hablar nos reenamoramos de las palabras, unas palabras que, ungidas, pulidas y adecentadas con horas de silencio, dejarán de ser en nuestra vida meros vehículos o soportes de ideas, pura cháchara, y las viviremos como enunciados del corazón.
Cuando después de este tiempo maravilloso de “no hablar” volvemos a hacer uso de las palabras, no sólo diremos cosas con ellas, nos diremos, nos afirmaremos y nos realizaremos con cada palabra dicha. Estaremos en las palabras, vibraremos con nuestras palabras, seremos nuestras palabras, es decir, seremos expresión de un silencio elocuente.
Este no hablar con palabras nos esmera en los gestos, en las miradas y en las sonrisas. El cuerpo silencioso habla por mí, por ti… encarnación del silencio. El Silencio se hace Carne…Cuerpo… y habita en nosotros y entre nosotros.
Al no hablar todo mi cuerpo expresa, se torna diáfano, transparente, pura epifanía del Silencio que le habita.

No es fácil encontrar contextos grupales donde pueda acogerse el cerrar la boca como expresión de una gran apertura y el no hablar como un regalo.
Por eso hay que aprovechar hasta el último minuto y desde cada rincón de la casa, esta oportunidad “única”.

Sentirnos afortunados de no hablar.
De esto se trata: no tanto de “no poder hablar” cuanto de “poder no hablar”.
Vivir y saborear la dicha de no tener que pedir nada, que preguntar nada, que responder nada, que cuestionar nada, que defender o atacar nada.

Este no hablar personal recobra más fuerza e importancia cuando se medita en grupo.
Cada palabra proferida sin necesidad, que podía haberse obviado, que podía haberse no dicho, que es mero deshago para quien la dice, es como un dardo que se clava en la piel que recubre al grupo, vivido como un solo cuerpo.
Es como una herida, por pequeña que sea, por donde comienza a drenarse y perderse la energía del grupo. Se produce una especie de hemorragia vibracional y la densidad y alcance del silencio común, del “entre” silencioso, comienza a descender, a mermar y menguarse.

El silencio grupal no es la mera suma o yuxtaposición de los silencios individuales de quienes forman esa comunidad espiritual. Toma cuerpo en sí mismo, adquiere una entidad propia que, a su vez, va a convertirse en seno, matriz y regazo del silencio personal de cada participante.

La nieve es blanca, pero el esquimal puede distinguir en ella una gran variedad de tonos. Algo parecido experimento en los encuentros de silencio. Cuando en un grupo nadie habla, el silencio se espesa, se dulcifica, se intensifica y gana en belleza. Cobra vida propia, luz propia, mueve su propia energía.
Es entonces cuando el silencio de los corazones comienza a inundar los pasillos, los jardines, las escaleras, las flores, las paredes…. toda la casa. Nada escapa al influjo de este poderoso silencio.

En un silencio así pueden sostenerse y cuidarse los silencios más inexpertos o más costosos.
En un silencio así maduran, como bodegas centenarias, los silencios más veteranos, de mayor recorrido o experiencia.

Sta. Teresa decía: “Varía mucho de –estar- a –estar-“.
Varía mucho el silencio total a un silencio a medias.

¿Se puede estar en silencio a medias?... Sí, se puede no estar en silencio.


A ti, compañero o compañera en este encuentro te pido: No me hables con palabras.
Mantén tu boca sellada, pero tu corazón abierto.
Háblame con tu mirada, con tu sonrisa. Sólo quiero escuchar tu silencio.
Sólo quiero que mi silencio te ayude a escuchar los latidos sagrados de tu Corazón.
Que sea el Silencio ese hilo invisible que una nuestras almas en un mismo pespunte.


JOSÉ MARIA TORO. Herencia. Agosto 2009


Fotografía: Àngels V.R.

jueves, 13 de agosto de 2009

... VIENE DE LO OSCURO


Sólo en la oscuridad puede brillar la luz,
sólo del vacío puede brotar llenura,
sólo después de la negrura de la noche…
puede amanecer

nada se olvida,
nada perece,
nada muere realmente
los días se suceden en nuestro camino

el olvido es la muerte,
la omisión del ayer es el sinsentido de hoy…
hay que caminar para caerse,
hay que caer para levantarse…
hay que alumbrar la oscuridad para que brille la luz

nuestros pasos atraviesan desiertos y bosques,
nuestro sentir sequedad y regocijo,
nuestra alma alberga dolor y amor,
en nuestro corazón anida el llanto y la alegría

… viene de lo oscuro
lo que camina hacia la claridad


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viernes, 24 de julio de 2009

LIBERTAD


Le ha sido otorgado al hombre un don innato a su misma humanidad, a su condición de ser en el mundo y es su libertad.

Posee el ser humano la disposición de sus actos y del hacer de sus pensamientos… es la libertad una capacidad ilimitada e infinita para ser “usada” a nuestro criterio, a nuestros deseos, a nuestros afanes, a nuestras ilusiones… a todo aquello que nos cause o nos conceda plenitud, satisfacción y llenura.

Somos los humanos, a veces, fuerzas incontrolables y en nombre de la libertad actuamos, decimos y pensamos según un razonamiento y un sentir personal. La fuerza de un carácter pronunciado hace de su libertad el estandarte de su paso por la vida. Una debilidad acentuada puede también ceder la propia libertad al hacer ajeno.

Maravilloso don, el de la libertad y al mismo tiempo un arma de doble filo. Gozar de sus beneficios, utilizar sus medios en aras de nuestro interés, sin tener en cuenta o sin pensar hasta donde puede alcanzar nuestro uso, puede estrepitosamente pisar la libertad ajena, aunque deberíamos decir que entonces esa libertad pierde su esencia para convertirse en libertinaje. No podemos o no deberíamos imponer la consecución de nuestros objetivos, de nuestros deseos e incluso de nuestro placer a costa de los demás. Conocida es la frase de “mi libertad termina donde comienza la tuya”.

Me pregunto a veces
¿Qué satisfacción alguien pude alcanzar ante el dolor, el hundimiento o el sufrimiento ajeno?
¿Es que mi deseo es prioritario al tuyo?
¿Es que mi anhelo tiene como precio tu dolor?
…. ¿por qué mi libertad es más que la tuya?

Disponer de nuestros actos, de nuestros pensamientos, de nuestro hacer… es algo maravilloso, algo único, algo inexpresable… un mundo de posibilidades abiertas a la vida… pero también el precio debe ser libre, no hay libertad cuando alguien ajeno a nosotros paga por ella.

Mi libertad nace conmigo es un derecho universal que todo el mundo posee, no es transferible, no es negociable aunque en ocasiones nuestro sentir, nuestro amar, nuestra debilidad… la ofrezca a otras manos en las que nunca debió caer.

Qué hermoso don el de libertad y qué difícil es “administrarla” en nuestra vida.

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jueves, 16 de julio de 2009

INSTANTE DE EQUILIBRIO


Es propio del ser humano creer en lo que ve, es propio del ser humano dudar de lo que no puede ver y es también propio del hombre hurgar en la misma vida buscando la respuesta, el motivo o las palabras de aquello que no puede palpar y ni tan siquiera puede acariciar con la mirada, pero algo hay que le induce a percibir su existencia.

Dice el creyente ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él? (Sl 8)

Es el hombre un perfecto, hermoso y desconocido ente dotado de cuerpo (materia) y alma. Sobre el cuerpo se puede indagar, puede el hombre caminar hacia su conocimiento y su sabiduría… pero… y el alma?... esa parte inmaterial, divina, enigmática, desconocida incluso para cada cual… ¿dónde buscarla? ¿cómo conocerla? ¿dónde hallarla? ¿dónde su esencia? ¿cuál es su fin, su camino, su lenguaje, su vestimenta, su color…?

Lo que llamamos “religión” busca las invisibles huellas de esa inmaterialidad que el hombre intuye y se acerca alejándose de la mirada humana, pero sin desprenderse de ella. Porque el ser humano es un compendio de dos, realidad y divinidad, materia y “alma”, palpable y etéreo… ambos se necesitan, ambos tienen sentido y ambos tienen “razón” de ser…

¿Qué sería un cuerpo sin alma?... un robot, un compuesto de carne, un autómata…?

Y ¿un alma sin cuerpo?... un espíritu, un aliento, un soplo, un fantasma, una sombra…?

El alma, en un cuerpo, le llena de divinidad, de sentires desconocidos, de conceptos incognoscibles, de llegar más allá de lo visible, de aromar la infinitud, acercarse a lo eterno, beber del misterio, gustar lo indecible, abrazar lo desconocido… y todo ello puede experimentarlo a través de la materialidad del cuerpo. El alma necesita del cuerpo para ser en este mundo nuestro, así como el cuerpo necesita del alma para ser más allá de lo puramente material.

Cada uno de nosotros tiene la libertad de vestir la vida del alma a su mejor acercamiento, a su mejor conocimiento… no importa el nombre que le demos a esa divinidad, como tampoco importa si lo catalogamos en fe, creencia o ateísmo, pero lo que siempre permanece claro ante mí es la existencia de ese esencia sacra, de ese misterio divino, de ese halo misterioso que se aloja en el hombre. Esa inherencia, esa esencia… esa alma desconocida, siempre enigmática, siempre presente, siempre invisible, siempre arcana, ilimitada, incorpórea, intangible… y a la vez insustituible e imprescindible…

… y el hombre en busca siempre de hallar el equilibrio… esa equidad entre su materialidad y su divinidad…

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sábado, 11 de julio de 2009

SIGUE, SIGUE...


La noche oculta el entorno de nuestra mirada, hace opaco nuestro alrededor, el pensamiento comienza un recorrido que se viste de temor o de luces… según sea el hálito de nuestro sentir.

El color que abrigamos viste nuestra oscuridad, la tonalidad de nuestro ánimo pinta nuestras noches… somos el reflejo de nuestra propia luz, somos espejos de nuestro propio vivir… por eso nuestro silencio, nuestra quietud, nuestra soledad vive la ceguera de la noche cuando sentimos la opacidad en nuestro pensamiento. El pensamiento es volátil, es egocéntrico, es quien dirige –muchas veces- nuestro ánimo, cuando la realidad no se acopla a nuestro deseo, cuando nuestro deseo no es complacido o nuestra complacencia no es satisfecha.

Esa desazón en un espacio de tiempo, es como un cubo de agua, limitado, restringido, tasado por el recipiente, que pierde su sentido… carece de sentido cuando lo acercamos a la inmensidad del mar… el mar no tiene forma, sus aguas abrazan las playas, las costas, los arrecifes… las olas incluso, sin detenerse a pensar.

Nuestra alma es como un mar, siente, aletea, respira y no se detiene en ese temor, en esa duda, en esa lejanía… nos asiste, nos acompaña siempre y en lo más hondo nos grita: sigue, sigue… que pronto verás el sendero del alba, sigue, sigue… que pronto amanecerá.

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martes, 16 de junio de 2009

LA PUERTA SE ABRIÓ...



la puerta se abrió
a la luz de la mañana,
al cantar de las piedras,
al sonar del campo,
al resplandor de las miradas,
al reír de la lluvia
al brillo del rocío

la puerta se abrió
con su chirrido
y con su pereza
albergándose en el alma
darnos el tiempo
y seducirnos con la esencia
de lo habido

y en esa fiesta de alegría,
de esperas guardadas
de días transcurridos…
el silencio despertó…
y se hizo encuentro
*

viernes, 29 de mayo de 2009

EL AMOR NO SE PIERDE...




El amor no se pierde
cuando se da
...
se transforma
en momentos de gozo,
en amanecer de nuevo día,
es el aroma de la vida,
la fragancia del instante,
el incienso que hermosea

Cuando se da…
el amor
se viste de ternura,
se engalana
con briznas de alegría,
las lágrimas
se truecan en rocío
que evapora la tristeza
y las sombras del alma

El amor
ese sentir del alma
que no pide destino
pero sí ser ofrecido

*

miércoles, 20 de mayo de 2009

INSTANTE DE SILENCIO


Ansío el término del día con la prisa de un disparo que corte el tiempo vendido.

Ansío… casi exijo que los minutos se sucedan con prontitud, con rapidez… entre sienes que ya no pueden almacenar más palabras vacías, absurdas, huecas de un único sonido, persistente repetición de vocablos sin otra indumentaria que el incansable ruido del parlar.

Acude a mí el ruego de un silencio, una muda plegaria que ansía que el mundo que me rodea guarde un minuto de silencio, donde el alma se sosiegue del sin sentido ruido, donde la mente se libere del constante acto de parlotear, donde el ánimo se pinte de otro color de la incolora frialdad... que el silencio se presencie ante la ausencia de la virtud del callar.

Ansío escuchar tan sólo el sonido de mis pasos cruzar los instantes, el suave murmullo del ir y venir de la gente, el espacio donde escuchar el canto de un pájaro, ansío hasta el espacio que puede albergarse en el interior de un vacío.

Y es que tan sólo ansío… un instante de silencio.


"El silencio, es un bien universal, es patrimonio de la humanidad."
j.f. Moratiel

sábado, 18 de abril de 2009

RUEGO


Vida,
escucha mi ruego
que mis palabras lleguen a ti,
acojo tu lluvia,
bendigo tu sol,
camino bajo tus nubes
y me sumerjo
en lo profundo de tu mar.

Me uno a ti,
… más aún…
me impregno de ti
queriéndome enzarzar
en tus mismas raíces,
queriendo ser tierra
de tu misma tierra,
aromarme de tus flores,
hundirme en tus abismos
o crecer en tus cimas.

Vida,
escucha mi canto
que quiero ser parte de ti.
*

domingo, 12 de abril de 2009

UN PASAR


Vuelan los instantes
deseando vivir en ellos,
transcurren tan rápidos
como un aletear
y es que la vida pasa,
la vida es un pasar.

Paso por los instantes
queriendo sentirlos intensos,
… son sólo unos pasos
que transcurren la vida
sin detenerse jamás.

Los instantes me viven,
los momentos quisieran ser únicos,
especiales quizás...
todos ellos van sumando,
todos ellos importantes
porque forman el camino
de mi lento caminar.

Y es que no hay un instante más que otro,
tan sólo un puñado de instantes más
y la vida, un vuelo, unos pasos…
un sueño, un quizás… nada más.
*

sábado, 7 de marzo de 2009

ALMA


En mi invisible habitas,
sin límites más allá de la eternidad,
me alcanzas,
me llevas,
me das el cielo en tus manos
y aromas en mí las estrellas,
con el murmurar de una caracola
me regalas la inmensidad del mar…
corro siguiéndote
y en un descuido
puedo la oscuridad rozar.

Sin ti no vivo,
sin ti no existo,
sin ti nada soy…
me infundes la vida
a cada paso que doy.

domingo, 15 de febrero de 2009

MEMORIA


Es una cualidad la memoria, que aunque no sólo es humana sí lo es la característica de recordar o retener el pasado y proyectarse hacia un futuro.

Una forma de unificar momentos es la medida del tiempo y concretarlo a través de fechas. Aunque los hechos del pasado no siempre tienen un instante preciso, el hecho de determinarlo en una fecha concreta nos permite unirnos y sentirnos afines en momentos vividos o hechos acaecidos del pasado.

Desde la Escuela del Silencio recordamos estos días la partida de Moratiel, no voy a incidir en este punto porque ya en otros artículos creo haber escrito sobre ello y no es mi objetivo esta vez, aunque aproveche la circunstancia.

Moratiel fue y es para muchos de nosotros o quizás para algunos de nosotros, un referente, una nueva forma de acercarnos al misterio de la vida, no voy a decir otra forma de vivir porque no creo que sea así, todos continuamos con nuestro trabajo, con nuestra familia, con nuestros proyectos, con nuestros sentimientos, nuestras aflicciones… pero es un referente porque Moratiel nos abrió un puerta, una puerta al entendimiento de la misma vida, una forma distinta de abrazarla, quizás muchas de las cosas que nos dijo cayeron en el olvido, pero algunas otras se han enraizado junto a nuestras mismas raíces.

A veces me disgusta no incluir material nuevo en la página web, a veces me duele no “inventar” nuevas presentaciones, a veces me apena no regalar más y más de todo lo que el repartió en los distintos encuentros y a la vez cuando recapacito, cuando en el silencio acudo en la búsqueda de esas respuestas siempre vienen a mi mente las mismas palabras:

Os podéis olvidar de todo lo que me habéis escuchado, os podéis olvidar de todo... porque todo está en vuestro corazón... (1)

y es que Moratiel no pretendió nunca ser referente, ni maestro, ni profesor, ni dejar huellas, ni crear escuela, ni sentar bases… su única aspiración fue siempre compartir. Compartir aquello que él había aprendido a lo largo de los años, compartir su aprendizaje de vida, compartir su amor a lo sencillo, compartir lo esencial, lo primario, lo realmente importante y que son básicamente dos cosas:
- la importancia del ahora, del momento, del instante presente
- y la grandeza de hallar en nosotros todas las fuentes, todas las respuestas, sabernos escuchar en el silencio, saber acallar el ego.

Puede decirse de muchas formas, cada uno puede interpretarlo a su manera y forma, pero lo esencial de Moratiel era el ahora y el silencio.

En general, las personas necesitamos asirnos a la seguridad, a nuevas herramientas, nuevos elementos, más palabras, más formas, acudiendo así a la exterioridad, a lo que podemos ver, palpar, tener, poseer, acudir en esos momentos en los que nos sentimos perdidos, solos, aislados, tristes o apesadumbrados y queremos siempre más y más, y de esta forma olvidamos la verdadera importancia, el verdadero valor de esa puerta que Moratiel nos abrió.

Permitidme el honor de hablar desde la posición de haber conocido a Moratiel. Quien ha conocido a Moratiel necesita poco en indagar más y más, en conocer y saber todo lo que dijo o pudo haber dicho, todo lo que pudo haber hablado, porque la sencillez de sus palabras nos remiten una y otra vez a la misma esencia, a la misma verdad, a las mismas palabras y conceptos: el AHORA y el SILENCIO. Algo tan sencillo como esto no se valora, no se tiene en cuenta… ¿por qué? porque sus enseñanzas, su variación a la hora de presentar la importancia de esos conceptos no aportan fama, ni grandes teorías, ni tampoco grandes debates, ni dan lugar a elegantes teorías… simplemente dan sentido a la vida, a la vida de cada día, al momento que se vive, al instante que se da lugar, al ahora.

Por eso os digo amigos, condiscípulos que conocisteis a Moratiel tanto o mejor que yo, cuando la práctica del silencio implica la posesión, no es el silencio de Moratiel, cuando nos puede el deseo de almacenar las mil y una manera de sus palabras, no son palabras de Moratiel, cuando se olvida a Moratiel habiéndolo conocido es que sólo vimos su exterioridad.

Cuando el mensaje de Moratiel está presente en nosotros no necesitamos nada, sólo el AHORA y el SILENCIO.

Recordemos a Moratiel siempre, por esa puerta que nos abrió… reconozcamos que en esa sencillez, en esa simpleza que nos mostró, está la verdadera importancia, la verdadera esencia de ser felices, una felicidad que abarca tristezas y alegrías, inviernos y primaveras, olvidos y esperanzas, adioses y bienvenidas… porque todo ello es parte del camino de la vida.

Moratiel vive en la humildad y la sencillez de los corazones humildes y sencillos, que no aspiran más que a caminar la vida agradeciendo el don otorgado de estar aquí y me atrevo a decir que la única esperanza o el único deseo de Moratiel es que nosotros seamos los que abramos AHORA la puerta de los que comparten nuestros instantes.




(1)en la web: TEXTOS ILUSTRADOS / Sin mí no podéis hacer nada

jueves, 22 de enero de 2009

INQUIETUDES


Inquietud que no angustia,
realidad que no deseo,
eso es lo que me abruma
los instantes de este ahora.

Saber sin tener,
vivir sin estar,
como el sudor se enreda
entre los poros de la piel,
así siento mi sentir
enredado en mi alma.

Inquietud por no dominar
ese realidad que sin estar vive,
que como agua se evade
devastando los momentos en desvelos.
*

jueves, 15 de enero de 2009

LA DOBLE CARA


El mundo llora tus lágrimas
y ese mismo mundo te mata.
El mundo ve tu dolor
y ese mismo mundo te lo causa.

¿Cuánto más deberás llorar para que te rediman?
¿Hasta cuándo tus hijos serán moneda de pago?

No hay tierra que valga una vida,
no hay vida que pueda vivir sin hogar.

¿Cómo llamar hermanos
a los que ofrecen armas con una mano
y solidaridad con la otra?
… todos estamos ahí,
en esta doble cara de la moneda.

Lloramos contigo y comerciamos con ellos.

¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?
¿el ser humano para darle poder?
(Sl 8)

viernes, 2 de enero de 2009

PALESTINA


Sigue la luz alumbrando en los corazones sencillos
y siguen las sombras corriendo tras las vidas humildes.

¿Cuándo el corazón latirá por la sonrisa de un niño?
¿Cuándo la mirada verá el dolor hermano?
¿Cuándo el gesto será bastón para el débil?

Buscamos la paz
y el entendimiento no hallamos.
Queremos la vida
y provocamos la muerte…
y es que andamos perdidos
en la realidad y el deseo,
sin ver más camino que nuestro camino.
*